A ti mujer que
sufres, que te ahoga
la rutina del pueblo.
A ti que en veinte
años apenas conociste
qué hay más allá del
río.
A ti que te rebelas por amor
contra tu raza fría…
te escribo,
recordando tus ojos,
estos versos de invierno.
Él llegará a tu vida
una tarde cualquiera
de verano.
Te hablará de
ciudades
que hay más allá del
río.
Te dirá que tus ojos
son dos lagos
turquesas muy serenos.
Que tu pelo, tan
negro,
dulce noche cuajada
de luceros.
Que tu piel sonrosada
es el vivo reflejo
de un feliz corazón
enamorado…
¡Te dirá tantas
cosas!
Te amará con la
aurora y
después,
una tarde de bodas,
te llevará con él.
Por los caminos de
tu infancia y la mía,
os marcharéis del
pueblo.
Tú,
feliz, renovada como
el viento.
Él,
tu hombre del
verano.
Yo,
tu poeta de
invierno.
1973
De "Primeros poemas" (1970-1979)
En los pueblos las chicas de hace años suspiraban por los forasteros, como un pasaje hacia otros lugares y una vida diferente. Ese poeta de invierno seguramente que no sería el único en sentir lo mismo y ver como volaban las palomas. Eso si, pocos lo dirían en forma tan bonita Jero. ¡Eras tan jovencito al escribir este poema! Un abrazo amigote, siempre es precioso leerte.
ResponderEliminarSí,lo cierto es que está basado en la experiencia a partir de aquellos primeros amores casi platónicos de adolescencia.Y en efecto,así ocurría,ligaban más los forasteros que los del pueblo...por lo que veo tal asunto es de ámbito internacional...jajajaja
ResponderEliminarGracias Lyli.Feliz semana,amiga.