21/4/16

Geisha





De nuevo llora Willians en mi viejo pecé
                                con su más dulce llanto -Memorias de una Geisha-
y esa boquita roja que ilustra la portada
sobre níveo rostro de fina porcelana
remoza con su luz mi excitable memoria 
y hasta el palacio gris de mi terca nostalgia
parecieran volar las notas del violín
en busca de tus ojos, dos gemas rutilantes,
en busca de tu imagen de geisha azul, lejana.
Y acuden en tropel aquellos dulces días
en que te ibas dejando sin siquiera saberlo
melíferos trocitos de ti por los rincones
de mis horas sin alma.

Regresan agolpados los recuerdos
cual fantasmas surgidos de la niebla
golpeando con fuerza en mi ventana
pidiendo que les abra,
que traen para mí, prendida en sus embozos,
tu imagen  de princesa enamorada
para hablarme de nuevo de promesas,
de sueños imposibles,
de soledades muertas,
de anhelos infinitos en la noche
bajo la luna llena,
de aquel tiempo feliz y compartido
que ahora yace enquistado
en mi frágil memoria de cristal
de donde solo el eco ya me llega
cual susurro del viento entre las ramas
de un sauce malherido y soñoliento.

Y acuden, enlazadas con las notas,
tus hermosas palabras,
aquellas que impactaron como dardos
en mi yerma desgana
para sembrarla de fértiles semillas
que al brotar se dejaron en mi huerto
feraces plantaciones de esperanza.

Pero esas mismas notas de violín
me traen también olvidos y distancias
que se elevan como una cordillera
que levanta sus crestas imposibles
entre mi corazón y tu silencio,
entre tu frialdad y mi nostalgia,
hiriendo mi ilusión como una espada
entre la oscura noche de mi ocaso
y la brillante luz de tu alborada.


                             Febrero-2014


De "Con cada nuevo otoño" (2014-2016)












3/4/16

Un tiempo sin tiempo


Hubo un tiempo con magia
en que el mundo cabía en nuestro barrio
y todo el universo en nuestra risa.

Y era tal la inocencia,
que cualquier novedad era un asombro
y cualquier ocasión, una proeza.

Entonces la existencia
se llamaba ilusión
y, al igual que los ríos en primavera,
llegaba cada día tan crecida,
que anegaba las áridas riberas de la tarde
de juegos infinitos y de risas.

Eran risas por siempre a flor de boca,
manando a borbotones
ante el mínimo guiño de la vida.

Hubo un tiempo sin tiempo,
sólo un breve suspiro
pero, fue tan intenso
que asentó para siempre los cimientos
del frágil edificio
que habitamos después.

La infancia es una fábula,
un paisaje de ensueño sin pulir,
una dulce promesa de futuro.

La infancia es un tesoro
que sólo valoramos al final del camino,
cuando ya divisamos el abismo.



De "Versos al atardecer: Sueños" (2010-2013)