24/5/17

Luna azul

                                       Cáceres,ciudad monumental 


Asoma esta luna tardía de julio
su rostro encendido tras el promontorio
para sacar brillo a  mis más viejos sueños.
Unos sueños que ya desde niño
ansiaron conquistar el mundo
y que no sabían que algún día lejano
perderían el lustre
e incluso hasta el nombre.

Hoy se han vuelto grises, igual que mi pelo.
Hoy son sueños blancos sin otra intención
que abrazar el alba en cada nueva aurora.

Esta luna azul 
que sonríe cual niña traviesa,
me arrastra tras ella,
me lleva en volandas
hasta el sitio exacto del dulce recuerdo,
a otra luna llena de otro julio cálido
de hace mucho tiempo
donde unos labios sedientos de fuego,
trémulos de frío,
rondaban alientos para que otros labios
saciaran su sed.

Días de ambrosías,
de esencias de rosas y elixir de besos.
Allí las hogueras ardían sin mesura,
sin ningún sentido.
De sus llamaradas,
al filo violeta de las madrugadas,
tan solo quedaban
las frías cenizas del perfecto hastío.
tras las horas álgidas de los desvaríos.

Aquel era un tiempo de vino y estrellas,
de puro derroche,
de errante locura.
Un tiempo que entonces creíamos feliz
porque nos sobraba,
porque nos manaba por todos los poros.
Mas, ya nació muerto,
con la fecha exacta de caducidad
escrita en sus horas.

Aquel río de "dicha" nunca llegó al mar.
Detuvo su curso
en los ojos ciegos de un puente obstruido
por tanta resaca,
en las horas yermas ahogadas en copas 
de cáustico alcohol,
en el deambular con rumbo perdido,
con el abandono
de las marionetas tras el festival.

Aquel otro julio incendió la sangre
de todos a un tiempo
y puso a enfriar
cualquier llamarada de posible amor.

Por eso esta luna tardía de julio
apenas me habla.
Solo es un remedo de aquella otra luna,
una cruel parodia
que solo me sirve para recordar
que hubo un tiempo cierto,
un único tiempo
que se me escapó como escapa el agua
por entre los dedos.

Un tiempo precioso que huyó tras la luna 
y allá se eterniza en perpetua agonía,
 igual que el fulgor mortecino
de aquellos que un día fueron sueños áureos
-mis sueños de entonces-
hoy ya sueños rotos.