-I-
Se adorna de estrellas la noche de agosto.
Te envuelve el silencio
que rompen de pronto las palmas
de algunos chiquillos
bajando la calle.
Son grupos de mozos que llegan cantando,
que bajan soñando a la plaza,
que juegan a hombres.
Es la madrugada.
El pueblo descansa y sonríe.
Mañana, en la plaza,
gritarán a coro los hombres,
reirán a coro los niños,
llorarán las mujeres del pueblo.
-II-
Ya se viene el alba.
Ya lo anuncia un gallo que canta a lo lejos.
La gente despierta:
la fiesta de agosto en sus sueños.
Se abren las ventanas.
Cantan, mientras limpian,
las mozas del pueblo.
Despiertan los mozos, que en la madrugada
gastaron su aliento.
Bajan por la calle cantando, contentos…
¡van a la capea!
A llenar de ecos
la dulce mañana de agosto.
Tras de la capea,
todo el mundo espera la tarde de fiesta,
esperan
al gran toro negro.
-III-
Ya se puso el cielo su traje de fiesta.
Ya se inclinó el sol sobre las casuchas
del pueblo travieso.
Y hasta el viento cálido,
que ayer abrasaba,
hoy viene vestido de una brisa alegre.
¿Qué anuncia la villa
que todo se ha vuelto más limpio y sincero?
Anuncia…
la fiesta salvaje de la vieja España,
la fiesta bravía del pueblo,
la lucha del toro y el hombre…
¡la eterna epopeya española!
Ya en la plaza, el pueblo grita ,vocifera.
La bestia, furiosa,
brama tras la puerta de recia madera.
Alguien se encarama sobre los chiqueros.
Arrecian la voces del pueblo que espera y,
sobre la arena,
ya el noble salvaje se cubre de polvo dorado.
-IV-
El sol aun aprieta.
La tarde se preña de gritos furiosos.
El toro demuestra coraje
corriendo con rabia de animal
herido.
Demuestra deseos
de escapar huyendo de aquel vocerío y,
cuando cansado,
se para ya serio en mitad de la arena,
un cordel de pechos desafía su fuerza
supliendo las muertas maderas de pino
que vallan la plaza.
Son pechos que gritan,
que arrojan al toro todas las pasiones
que durante el año guardaron consigo.
Es el desahogo
de toda una villa cansada de engaños,
de un pueblo al dieron limosnas por sueldos,
mil palabras falsas,
por una palabra de amigo.
Es el grito unánime
de este pueblo tímido,
con miedo a gritar sus derechos,
pero con enormes deseos
de sacar de su pecho los gritos.
Un pueblo, al que siempre,
han tenido atado los dueños del
oro.
-V-
Parado en sus
sueños,
el gran toro negro
se siente abatido.
Sus ojos, muy
tristes, se clavan
en los pechos
grandes de los hombres.
El noble animal no
comprende
el porqué de esta
lucha sangrienta.
No comprende,
que la fiesta brava
del pueblo oprimido,
es el viejo símbolo
que salva su orgullo
de pueblo.
Es el gran suceso que
demuestra al mundo
que tres días al
año,
ellos son los
dueños.
-VI-
Han crecido mucho
las sombras cuajadas
de los edificios.
En los viejos carros,
los jóvenes cantan
borrachos de sol y de fiesta.
Los hombres cesaron
sus gritos y,
ya confiados,
van a acurrucarse
muy cerca del toro,
de un toro vencido.
Resuenan las palmas
sobre las antiguas y
nobles mansiones
que rodean la plaza.
Algunos muchachos
levantan,
de un rincón
cualquiera,
un coro de voces
pidiendo la muerte del toro.
Suena un estampido.
Y una masa de carne
violada,
se desploma junto a
las paredes
del viejo palacio.
-VII-
Se acabó la tarde.
Los hombres critican
al gran toro negro.
Sus cuerpos, cansados
de fiesta,
son dignos
guardianes de sus almas grandes;
de esas almas suyas
que, en estos tres
días de agosto,
son almas inmensas
por ser almas libres.
En sus rostros,
la sonrisa abierta
del que está venciendo
en una gran batalla.
Y ellos han vencido.
Y el premio,
son tres días de
gloria
que enseñan al mundo
sus pobres proezas
Ya se van felices.
Ya se creen pagados
de aquellas miserias
que el año les trajo.
Ya se creen más
hombres
porque han
demostrado un coraje inútil
delante del toro.
-VIII-
Desde la terraza del
viejo casino,
algún que otro
rostro,
mira con desprecio a
las madres cargadas de hijos,
de sillas, de sucias
talegas grasientas.
A los hombres
vestidos de pana,
cubiertos con boina.
A los niños que, con
voces altas, predican al mundo
que vienen …¡DEL
TORO!
1970
1970
De "Primeros poemas" (1970-1979)
Oh, que precioso poema Jerónimo. Me ha encantado por la forma en que muestras el porqué de la muerte del Toro. A nosotros nos parece algo terrible y sin embargo te leo y entiendo esa necesidad de vencer y ganar en algo cuando se está oprimido. La fiesta del hombre en la que sale victorioso. Mis aplausos maestro. Tan joven vos y ya eras tan sabio amigo. Un abrazote enorme.
ResponderEliminarY os parece bien querida Lyli, cualquier fiesta que tenga como protagonista al toro es un hecho terrible y lamentable, muchos españoles lo vemos también así. Y lo era más en esa época (años 60) cuando la dictadura estaba todavía viva y bien viva y sus consecuencias políticas y sociales se dejaban ver en la población. La incultura, unida a la represión, hacía de estas fiestas taurinas auténticos acontecimientos en todos y cada uno de los pueblos donde se celebraban. La gente se desahogaba con el animal llegando en muchas ocasiones a maltratarlo. En la actualidad, y por desgracia, se siguen celebrando por toda España a pesar de que el nivel económico y cultural ya no es ni mucho menos el mismo,pero las tradiciones son muy difíciles de erradicar. Eso sí, creo que se han tomado algunas medidas para evitar la tortura de los toros,aunque bastante tortura es ya meterlo en una plaza para que sirva de espectáculo a una masa insensible a los derechos de los animales.
EliminarGracias querida amiga por tu seguimiento también en este blog, es una sorpresa ya que no esperaba a nadie en él pues la verdad es que lo abrí sin ninguna publicidad, como algo más para mí que para los demás, pero me encanta que me comentéis mis trabajos.
Un fuerte abrazo